sábado, 9 de junio de 2012

Tonterías rápidas y estúpidas

Eres un broker de borsa que trabaja en la oficina de un banco de prestigio internacional. Vives rodeado de gente poderosa en el mundillo, y pese a que al principio tu cabida en ese limitado ecosistema fue un poco difícil, has llegado a un punto de respetable habilidad en la que te sientes muy cómodo.

Un buen día estás en tu despacho, haciendo una serie de informes sobre la bajada de valores de una conocida empresa telefónica. Te tomas un descanso y sacas el prospecto que te dieron en la agencia de viajes acerca de la escapada que harás con tu mujer a los Alpes suizos. Hay imágenes que te quitan el hipo. Entre ellas, hay la de un lago cristalino en el centro de un verde campo de hierba. Al fondo, unas montañas cubiertas de nieve recortan el cielo. De pronto te das cuenta de algo. Tu sorpresa es tal que tu boca se abre. Te levantas y pones la fotografía encima de la pantalla del ordenador donde aparece el gráfico de evolución de la empresa telefónica cuyo informe estás preparando. Descubres que el perfil de las montañas que aparecen en la fotografía que estabas observando y el gráfico en cuestión son exactamente iguales. Agarras un lápiz y te pones a reseguir un perfil montañoso que, aunque no te lo termines de creer, será el índice de variación bursátil que esa empresa tendrá mañana. Un 2,53% de bajada, susurras, agarrado a la calculadora con la que has hecho una simple regla de tres.

Un año más tarde eres el hombre más rico del mundo. Predices los cambios bursátiles con una exactitud nunca antes vista. Un programa de ordenador secreto te ayuda a mezclar los gráficos empresariales con la geografía. Telefónica sigue el recorrido de los Alpes. Microsoft, el de los montes Apalaches. Exxon, el de los Urales. España, el de la Fosa de las Marianas.

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