sábado, 9 de junio de 2012

Tonterías rápidas y estúpidas

Crees en Dios. Dios es tu salvador. Tuviste problemas con el alcohol hace cinco años, y gracias a las reuniones de Alcohólicos Anónimos que la Iglesia Evangelista organizaba en sus centros de ayuda, lograste salir indemne.

Por otro lado también intentas ser todo lo bueno que puedas. Ayudas a la gente de distintas formas. Pese a todo, sigues siendo tan humilde como siempre. La gente te ama y confía en ti.

Una noche se te aparece la Virgen. Tú estás en tu cama leyendo la biblia por novena vez, cuando de pronto un destello gigantesco ilumina toda la habitación. La ves. Realmente existe. Es la Virgen María. Sus facciones son brillantes, su mirada llena de bondad. Crees estar delante de la santidad misma. Te liberas de las sábanas, saltas de la cama y te arrodillas delante de ella. Ella te acaricia la cabeza y te mira mostrando la sonrisa más bonita que has visto. Acto seguido, con una voz retumbante y a la vez aflautada, te nombra. Una, dos y tres veces. La emoción te obliga a llorar. El temor a la inmensidad de Dios te obliga a humillarte ante su representante más pura. Eres la persona más feliz del mundo. Le preguntas qué desea mientras las lágrimas recorren tu rostro. Ella, sin dejar de sonreír, te dice que Dios desea que le contagies el SIDA a toda tu congregación y que vuelvas a caer en el infierno de la bebida.

Obedeces. Hace años que escondes una botella de Whisky en el interior de la cisterna del baño. Eres un fraude y lo sabes. En verdad nunca dejaste de beber, solo simulaste dejarlo. Pegas un gran trago liberador mientras piensas que tu vida es una mierda. La Virgen te lo ha recordado con su afilada ironía. Además de beber también sabe que te drogas y que en un par de ocasiones te follaste a unos niños africanos en tu viaje de voluntario a Kenia. Eres un fraude. Tu botiquín está lleno de medicamentos extraños. Visitas el médico una vez al mes. No te da más de 5 años de futuro. Eres un fraude y lo sabes. Eso te hace tan digno como cualquier cura. La Virgen lo sabe. Eres un fraude.

No hay comentarios:

Publicar un comentario