sábado, 20 de abril de 2013

HOY HE SALVADO A TODA LA POBLACIÓN DE KENIA

Aún recuerda cuando tenía diez años y un viejo profesor le dijo que la hambruna, para todos ellos, niños que habían nacido en época de relativa bonanza, era cosa del pasado. Le cuesta mucho recordar, de la misma forma, todas las veces que le han dicho que la actualidad y el futuro han pasado a ser sinónimos de un progreso exponencial e infinito. Que sus hijos vivirán mejor que él, que sus nietos vivirán mejor que sus hijos y que sus bisnietos vivirán mejor que sus nietos.

Y lo gracioso es que no se le quitará nunca. Seguirá creyendo que todo irá bien, de la misma forma que será consciente de la gran estupidez que eso supone. Como en verdad nunca podrá conocer a alguien, el objeto de su optimismo será él. Nunca moverá un dedo por nadie y se pasará horas delante de un ordenador o de un papel en blanco o leyendo el papel manchado de otro. Estará pensando mucho en todo lo que sucede y escribirá páginas cagándose en la actualidad y en la trayectoria negra del futuro. Se despertará en él un germen del bien que nacerá y morirá en su cabeza, porque las horas muertas que pasa encerrado en ese sentido del bien terminan siendo pensamientos solipsistas cargados de emociones positivas y fantasías relacionadas con la ayuda al prójimo.

Me encuentro en Kenia ayudando a un montón de gente. Estoy enseñando a leer y escribir a toda esa gente que no pudo. Gracias a mí, el gobierno español y todo el sistema opresor y psicópata mundial se ha derrumbado. No me deis las gracias. No. Por favor. En serio. Esto ya es demasiado. No hace falta que me des las gracias, niño sin zapatos. Aunque sea un paria, aunque mis bolsillos estén vacíos, aunque la sociedad me haya dado la espalda y no encuentre absolutamente nada que pueda afianzar de forma estable toda la información de usar y tirar que tritura mi mente en Internet, lo haré todo con tal de que tengas un buen futuro.

Hace unas semanas se sienta a hablar con un amigo. Entre los dos ponen a parir el sistema actual de solidaridad y critican los movimientos juveniles. No tienen problema en sugerir que las intenciones de una parte muy importante de esos jóvenes son de carácter ególatra y que en verdad nunca se han preocupado por nada más que en sí mismos. Hablan de las malas experiencias que han tenido amigos en común en esos grupos. Hablan de lo callados que siempre están los que realmente quieren ayudar. De cómo esos "buenos de verdad" se han partido la espalda trabajando en algo en que creían y al final ha terminado siendo la replicación de un sistema que es el mismo de siempre: un sistema de asambleas en el que sólo hablan unos pocos y en los que el ego domina por completo cada sesión. Un sistema con minoría de mandantes y un montón de mandados.

Pero menos mal que él es justo: en su cabeza hace cosas buenas. Os puedo asegurar que no ha habido en el mundo un mejor ser humano teórico.

Qué bueno y justo se sentirá en las noches blancas, tumbado en la cama. Qué bueno y justo se sentirá cuando las cosas vayan aún peor. Cuando descubra que, de hecho, la práctica totalidad del mundo es como él y que todos están cambiando el mundo a mejor sin cruzar la barrera de sus mentes, recogidos en su casa porque hace frío, delante de un ordenador porque están aburridos, canalizando toda fantasía hacia una revolucionaria y agradable pasividad que es perfecta para que medre todo aquello que odian.

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